miércoles, 29 de octubre de 2008

¿Se puede vivir sin estar en pareja?


En general solemos confundir lo cultural con lo natural, porque tenemos la idea de que la única manera de estar bien es compartir la vida con una pareja. Estar en pareja es una "ideal cultural". Al pertenecer a una estructura familiar de la cual provenimos es normal tratar de reproducir lo conocido, alcanzar un ideal.

Cuando esa estructura se desarticula se produce la crisis. Muchas personas al separarse confunden la angustia de perder la "estructura familiar" con la angustia de perder la pareja. El error está en creer que “ausencia de pareja" es igual a "soledad y fracaso personal".

Muchas veces lo que deprime al soltero es el ideal social que no cumplió. Existe un momento de transición entre la etapa dolorosa de la ruptura de la pareja, que implica un cambio de costumbres, hábitos y provoca incertidumbre, y el final del duelo, que es el reencuentro consigo mismo. Este es un proceso de readaptación que, cuando finaliza, desemboca en un momento de energía recuperada, de fortaleza. Allí es cuando la libertad privilegia aspectos que la vida en pareja imposibilitaba y es importante para la superación del problema poderlos ver.

¿Qué podemos analizar? Que es lo que se pierde cuando se está en pareja. ¿Para qué? Para destacar que muchas veces se va tras un ideal y no hay tanta conciencia de lo que se deja. Creer que sólo se puede estar bien estando en pareja es darle al otro más valoración que a nuestra propia estima. Disponer exclusivamente del tiempo, espacio, voluntad, recursos -y hasta del control remoto de la televisión- es una experiencia sumamente placentera que muchas personas se deben en su vida.

Esto es necesario para que en el momento en que surja una nueva pareja la elección sea libre, la autoestima sea alta y así, la pareja se consolide en base al deseo y no a la necesidad. Se trata de que sólo quien puede estar sola en plenitud, puede estar plenamente con otro.

En la vereda de en frente de los solterones amargados se encuentran los singles. Una especie de neosolteros que no reniegan de su situación y privilegian libertad, autonomía e independencia. Según el último censo nacional, en Argentina, el 24% de los hombres y mujeres de 30 a 60 años no tienen pareja. lamenta, elige exclusivamente vivir la vida plena.

Son profesionales muy calificados, desenvueltos, competentes, seguros de sí mismos, y con un alto nivel cultural. No tienen por referente social la pareja, no están obsesionados por la estabilidad económica, no renuncian a las comodidades sino que más bien las buscan y saben disfrutarlas, no quieren sufrir experiencias dolorosas o que los defrauden en el terreno del amor. No es para ellos una prioridad la vida en pareja ni casarse y no es un trauma la cama vacía, que compensan con el éxito profesional".
La soledad implica carencias pero estar sin pareja no es solo en el mundo.

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