jueves, 30 de octubre de 2008

Octubre y noviembre son los meses en que la discusión por las vacaciones está a la orden del día. Más importante que la agenda nacional, ponernos de acuerdo es difícil y las decisiones protagonistas son a donde nos íbamos a ir, con quién, cuantos días, y el bolso/valija/mochila o como quiera llamárselo. No porque ya estemos haciendo la lista de lo que íbamos a llevar pero, inevitablemente (esto es casi exclusivo de las mujeres), el destino del viaje viene emparejado con frases como: - Bueno si vamos ahí no es necesario tanta ropa. – En ese lugar hay mucha noche me tengo que fijar bien todo lo que llevo para salir.

Como todo en la vida, lo que hacemos es un fiel reflejo de cómo somos. Los preparativos para las vacaciones, pueden revelar aspectos de nuestra personalidad. Dime cómo haces la maleta ¡y te diré quién eres! El bolso nos delata!


El indeciso: Los viajeros con perfil indeciso no quieren problemas, tienen pánico a las sorpresas en el destino y ante la duda, ponen todo en el bolso que se convierte en un armario portátil tanto para vacaciones largas, como cortas. No saben qué llevar así que llenan la mochila de “porsiacasos”. Estos viajeros suelen optar por destinos conocidos, que le resulten familiares y que les permitan tener todo organizado y resuelto antes de empezar a viajar.

El planificador: Al planificador le encantan los viajes con todo calculado. Cada paso está precedido de un momento de reflexión y en este caso el bolso se arma con lista previa. Además, en algunos casos, el planificador se destaca como líder en grupo y no sólo termina su bolso una semana antes del viaje, sino que supervisa e interroga al resto del grupo a voz de: “¿Agarraste la linterna…?” o “mete este repelente en la mochila…”.

El desorganizado: Una bolso desordenado no es síntoma de desorden mental, sino de la poca importancia que se le da a la ropa. Para él lo fundamental es el viaje y todo lo demás es un tema menor, que no merece especial dedicación. Pero esto a veces tiene consecuencias ¡siempre se olvidan de algo!

El ventajero: Su bolso siempre está en orden, pero más que por su habilidad, porque siempre se las ingenia para que alguien se lo haga. La “ley del mínimo esfuerzo” se aplica a la hora de llegar a destino, donde ni siquiera es capaz de deshacer el bolso…. La ventaja es que el día del regreso no hay que volverla hacer porque ya está hecha!

El consumista: Las compras y el consumo forman parte de su rutina para desconectarse. Por eso, el consumista calcula el lugar que ocuparán sus nuevas pertenencias y deja su bolso está lleno de huecos para traer su ‘nuevo equipaje’ de regreso.

No hay comentarios: