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Como todo en la vida, lo que hacemos es un fiel reflejo de cómo somos. Los preparativos para las vacaciones, pueden revelar aspectos de nuestra personalidad. Dime cómo haces la maleta ¡y te diré quién eres! El bolso nos delata!
El indeciso: Los viajeros con perfil indeciso no quieren problemas, tienen pánico a las sorpresas en el destino y ante la duda, ponen todo en el bolso que se convierte en un armario portátil tanto para vacaciones largas, como cortas. No saben qué llevar así que llenan la mochila de “porsiacasos”. Estos viajeros suelen optar por destinos conocidos, que le resulten familiares y que les permitan tener todo organizado y resuelto antes de empezar a viajar.
El planificador: Al planificador le encantan los viajes con todo calculado. Cada paso está precedido de un momento de reflexión y en este caso el bolso se arma con lista previa. Además, en algunos casos, el planificador se destaca como líder en grupo y no sólo termina su bolso una semana antes del viaje, sino que supervisa e interroga al resto del grupo a voz de: “¿Agarraste la linterna…?” o “mete este repelente en la mochila…”.
El desorganizado: Una bolso desordenado no es síntoma de desorden mental, sino de la poca importancia que se le da a la ropa. Para él lo fundamental es el viaje y todo lo demás es un tema menor, que no merece especial dedicación. Pero esto a veces tiene consecuencias ¡siempre se olvidan de algo!
El ventajero: Su bolso siempre está en orden, pero más que por su habilidad, porque siempre se las ingenia para que alguien se lo haga. La “ley del mínimo esfuerzo” se aplica a la hora de llegar a destino, donde ni siquiera es capaz de deshacer el bolso…. La ventaja es que el día del regreso no hay que volverla hacer porque ya está hecha!
El consumista: Las compras y el consumo forman parte de su rutina para desconectarse. Por eso, el consumista calcula el lugar que ocuparán sus nuevas pertenencias y deja su bolso está lleno de huecos para traer su ‘nuevo equipaje’ de regreso.
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